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Malos momentos para la contratación de jóvenes dado que desde el 1 de enero ninguna empresa puede hacer contratos de formación, lo que agrava más la situación de este sector de la población. El estancamiento en los contratos de formación es un problema que se debe solucionar cuanto antes, pero las cosas parece que no van por buen camino.

Con la entrada en vigor de la Ley 30/2015 que regula el Sistema de Formación profesional para el empleo en el ámbito laboral, se ha suprimido también la formación a distancia de los trabajadores con contrato de formación. Se ha sustituido por la teleformación, algo para lo que, según los expertos, la administración pública no está preparada.

Consecuencias del estancamiento en los contratos de formación

La paralización de este sector afecta a los nuevos contratos de este tipo. Todos aquellos que se hayan formalizado dentro del sistema anterior de formación a distancia pueden seguir renovándose hasta los tres años, pero no se pueden crear nuevos.

Con esta nueva modalidad de teleformación se vincula la contratación a la obtención de los certificados de profesionalidad, algo que según los expertos es poco operativo y agrava aún más el estancamiento en los contratos de formación.

La nueva Ley ha obligado a los centros formativos a obtener nuevas acreditaciones y a ello hay que sumar que actualmente existen pocos centros acreditados. Además, los que hay son para pocas profesiones; por ejemplo, no existen acreditaciones para trabajos tan comunes como electricista, carpintero o albañil.

Los contratos de formación contaban con importantes bonificaciones para las empresas, dirigidos principalmente a personas de hasta 30 años. Eran algo muy común que permitía a los jóvenes a introducirse en el mercado laboral, algo que ahora les resulta mucho más difícil.

Algo que complica más el estancamiento en los contratos de formación es que la Ley 30/2105 cuenta con muchas lagunas. Al no haber muchos centros acreditados, los trabajadores se ven obligados a desplazarse, lo que les supone un coste añadido que seguramente muchos de ellos no podrían asumir. Además genera agravios territoriales porque no todas las provincias tienen los mismos centros, lo que empeora más la situación.

Este estancamiento en los contratos de formación afecta también a las empresas, que no pueden contratar a trabajadores, afecta a los centros de formación homologados porque no pueden impartir la formación ni expedir certificados de profesionalidad y también a las asesorías laborales, las cuales tienen las manos atadas.