Los procesos de selección se han convertido, en los últimos años, en el caballo de batalla de más de uno. Ello se debe al difícil acceso al empleo existente últimamente ya que hay muchos candidatos que optan a un trabajo en el cual existen muy pocas plazas. Todo ello se une al hecho de que los seleccionadores son más exigentes y tienen que realizar un mayor filtrado en una menor cantidad de tiempo pero con los mismos recursos.
Esa alta demanda de empleo por parte de los trabajadores ha hecho que cada vez sea más importante afrontar el proceso de entrevista con una buena actitud y conocimientos, bien sea esta individual o grupal.
La preparación previa resulta indispensable si queremos que nuestra candidatura se tenga en consideración y se nos valore como un posible candidato para el puesto de trabajo. Por todo ello es importante generar una actitud positiva ante el proceso de selección aunque nos encontremos en un momento difícil y hayamos pasado por situaciones negativas anteriormente.
Si nos plantamos en una entrevista con una actitud derrotista la persona que tenemos enfrente lo percibirá y puede que lo intérprete de manera errónea, creyendo que no estamos interesados en el puesto o incluso que tenemos una actitud que no concuerda con la que quieren que tengan los trabajadores de su empresa.
Ademas, la actitud positiva nos ayudará a generar más interés por nosotros mismos y nos protegerá de posibles intentos fallidos de conseguir un empleo. Todo ello mediante un uso correcto de nuestros pensamientos y no personalizando las derrotas como sí el problema fuera nuestro, sino más bien tratándolo como lo que es, un problema actual del mercado laboral.
Esta actitud debe acompañaros también en la búsqueda de empleo ya que conseguiréis sacar resultados más positivos de ésta si lo miráis desde una nueva perspectiva, cargada de optimismo.